Suscribirse al Boletín
Introduce tu email abajo y únete a nuestro boletín informativo
Introduce tu email abajo y únete a nuestro boletín informativo

La ciudad se ilumina con gigantescos carteles de LEDs prometiendo un futuro brillante y conectado. Pero en las calles, muchos siguen con los ojos fijos en el suelo, sin acceso a la tecnología que promete revolucionar su vida. El metaverso, anunciado como la gran revolución digital, corre el riesgo de dejar atrás a quienes ya enfrentan barreras en el acceso a la tecnología. Es innegable que la aparición de nuevas herramientas digitales siempre conlleva nuevas oportunidades, pero hay que gestionarlas bien para que todos puedan beneficiarse.
Las grandes tecnológicas siguen apostando por la creación de espacios de metaverso, donde la inmersión y la interactividad son pilares fundamentales de la experiencia comunicativa moderna. Se espera que, para 2026, ya se observen casos de éxito en el sector de los medios de comunicación que aprovechen su potencial para la comercialización de productos y generación de ingresos. Sin embargo, esta revolución tecnológica también trae consigo riesgos y desafíos que no podemos ignorar.
A pesar de estos retos, los entornos digitales virtuales tienen el potencial de ofrecer a las personas con discapacidad oportunidades de autodeterminación, interacción social y participación económica a través de espacios de trabajo y comunidades accesibles. La accesibilidad, en este sentido, se presenta como la piedra angular que puede marcar la diferencia real para que esta nueva realidad consiga tal proyección.
“La accesibilidad no es un lujo, es una necesidad”, enfatiza Pedro Martínez, presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI – Murcia). Esta afirmación resume una de las grandes preocupaciones compartidas por los entrevistados: si la accesibilidad no se incorpora desde el diseño, el metaverso podría replicar —o, incluso, agravar— las brechas digitales existentes. La ausencia de estándares universales, la falta de representación de personas con discapacidad en el desarrollo de estas tecnologías y el escaso compromiso de muchas empresas tecnológicas son algunos de los obstáculos.
Las personas con discapacidad no solo reclaman mejoras técnicas, sino también un cambio profundo en la forma de pensar y diseñar estos entornos. Juan López, del Centro de Servicios para la Promoción de la Autonomía Personal y/o Atención a Personas en situación de Dependencia (ASPAINE – Melilla), señala: “Si no se aplica un lenguaje accesible, es imposible que algunos colectivos comprendan la información”. La importancia del lenguaje cognitivo, los pictogramas y las interfaces sencillas no pueden ser subestimadas.
La responsabilidad no debe recaer únicamente en los desarrolladores o en las asociaciones. Las grandes empresas tecnológicas tienen en sus manos la posibilidad y el deber de liderar este cambio. Gustavo Silva, responsable de Desarrollo DEVOPS CORE – SalesForce en Telefónica Global Solutions, reconoce que uno de los principales desafíos es la falta de comprensión de la importancia de la accesibilidad, así como la inexistencia de marcos regulatorios específicos para el metaverso. Sin embargo, indica oportunidades valiosas: desde la inteligencia artificial para asistencia personalizada hasta interfaces hápticas y cerebro-computadora que podrían revolucionar la interacción de las personas con diversidad funcional.
Si se piensa en un internet verdaderamente inclusivo, las recomendaciones recaen en medidas concretas para avanzar. Algunas de ellas son la compatibilidad total con tecnologías de asistencia (lectores de pantalla, control ocular), la subtitulación automática y la audiodescripción, la traducción simultánea en tiempo real, la navegación multimodal y personalizaciones avanzadas de la interfaz. Como observa Javier Aguado, coordinador de protocolo de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), muchos desarrolladores ni siquiera conocen las herramientas disponibles para mejorar la accesibilidad de plataformas virtuales. El desconocimiento se convierte en una barrera más, por lo que los colectivos implicados piden ser escuchados antes de construir.
“Debe haber una participación activa de personas con discapacidad en todas las fases de desarrollo”, asegura María Sánchez, una diseñadora gráfica de 35 años de Barcelona. Ella misma ha enfrentado desafíos en el acceso a plataformas digitales y subraya: “No es suficiente que nos adaptemos a un entorno ya definido. Los entornos deben ser adaptables a nosotros. Hay que involucrarnos desde el principio”.
La participación directa de personas con discapacidad en el diseño y evaluación de los entornos virtuales no es opcional, sino imprescindible. Se trata de crear entornos accesibles, no usuarios que deban adaptarse a un entorno ya definido. Para solucionarlo, se propone fomentar las campañas de sensibilización para formar a desarrolladores y creadores de contenido. Un metaverso accesible no solo beneficia a un grupo de población con necesidades especiales, sino que mejora la experiencia para todos los usuarios.
Los peligros de no actuar a tiempo son la exclusión tecnológica y la falta de estándares universales. Sin embargo, si escuchamos y actuamos ahora, aún podemos construir un espacio digital donde todos puedan participar sin restricciones. Ese es el verdadero objetivo de la innovación: no solo crear nuevos mundos, sino asegurarse de que todos podamos habitarlos.
“El verdadero sentido de la innovación es no solo crear nuevos mundos, sino que todos puedan habitarlos”, afirma Carlos García, un programador de 42 años de Madrid. Él cree firmemente en la importancia de la accesibilidad y comparte su experiencia: “He trabajado en proyectos donde la inclusión no fue tomada en cuenta. Es frustrante ver cómo algo que podría ser revolucionario termina siendo excluyente por falta de consideración”.
En este sentido, sin accesibilidad no hay lugar para una sociedad justa. De hecho, creemos firmemente que deberían prevalecer el componente humano, la ética y el sentido común a la hora de desarrollar y diseñar un espacio digital que pretenda ser realmente universal, global y sin fronteras. Existencias iniciativas pioneras en este sentido, como la colaboración entre Telefónica y Fundación ONCE, que se unieron con el objetivo de investigar y comprender la diversidad de las personas para elaborar proyectos en Web3 y metaverso que se ajusten a las distintas realidades de las personas.
Conscientes del camino que queda por recorrer, proponemos una línea de investigación futura que incluya a personas con discapacidad en el proceso de diseño y desarrollo, como paso vital para fomentar un entorno virtual más integrador. Si no lo hacemos, ¿corremos el riesgo de crear otro mundo digital que perpetúe las desigualdades que tanto combatimos en la vida real?
Escrito por una persona 😊, no por la IA.
¿Tienes conocimiento de un acontecimiento? Comparte tu información aquí.